terça-feira, 20 de fevereiro de 2007

Noche de luces

Una noche del pasado enero me encontré sumergida en un mar de luciérnagas. Serían las nueve cuando comenzó el encantamiento.¿Quién podría evitar cerrar los ojos, hundir los brazos en la dulzura cálida del verano y desear fervientemente ser cubierta de gemas iluminadas a la manera de una deidad pagana?- Yo no sería la excepción.

No fui una estatua del paganismo, pero sí, los bichitos de luz tropezaron con mi vestido, mis brazos y algunos descansaron en mi pelo.

¿Magia...? ¿Hechizo...? ¿Vida...? En verdad no existe criatura igual creada con el logro acabado del sentido del amor: iluminarse para enamorar.

Iluminarse ...y volar.

Marita Faini-(Argentina)

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